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Asimétricas mediciones de desempeño

GABRIELA CLIVIO CFA, CAIA, Economista, Directora Independiente, Académica FEN

Por: GABRIELA CLIVIO | Publicado: Miércoles 28 de agosto de 2024 a las 04:00 hrs.
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GABRIELA CLIVIO

Una evaluación del desempeño, se define como un sistema que mide de manera objetiva e integral la conducta profesional, las competencias, el rendimiento y la productividad de un empleado. En la empresa privada, la evaluación de desempeño, califica a un trabajador en función de sus logros con respecto a las metas previamente establecidas o a los objetivos del cargo. El dueño del “recurso” dinero, evalúa a quién, a cambio de un pago, cede a la empresa su tiempo.

Lo mismo debiera suceder en el sector público, donde uno de sus objetivos es que el gasto debe ser focalizado y que responda a prioridades. Las empresas privadas y personas que pagan impuestos debieran hacer una evaluación de desempeño al sector público o al gobierno central. Tomando como punto de partido el gasto del gobierno central en subsidios y donaciones más prestaciones previsionales como porcentaje del PIB de cada año, éste no ha hecho más que crecer desde 11,3% del Producto en 2014 a 13,9% en 2023, registrando un alza de tres puntos del PIB en 10 años. En dicha década, el país creció apenas 1,8% en promedio. En contraste, entre 1994 y 2013, Chile se expandió en promedio 5% y entre 1984 y2013 lo hizo en 5,4% promedio. Claramente, no existe relación causal entre crecimiento del gasto público (o al menos de este tipo de gasto) y crecimiento de la economía. Lo anterior suena bastante lógico, dado que salvo que este tipo de gasto se tradujera en una mejora en materia de productividad, no debiera generar más valor agregado de la oferta de productos y servicios.

“Volver a crecer sigue sin ser la prioridad, pese a que la evidencia muestra que la manera más eficiente de aumentar la recaudación es con una mayor expansión económica”.

Con respecto al gasto ejecutado vinculado a programas tanto sociales como no sociales, durante 2023, éste ascendió a 12% del PIB, de acuerdo con un informe de la Dipres. Considerando la metodología del Mapeo de Oferta Pública, dicha oferta puede clasificarse en función de los problemas que aborda y las dimensiones de política pública. Así, el problema más importante que se busca abordar pareciera ser la educación, ya que el 37% del total del gasto vinculado a programas sociales y no sociales se dedicó a esta materia, lo que equivale a algo más de 4% del PIB. Lo anterior se encuentra en línea con lo que se gasta en países de la OCDE, pero dado que nos encontramos al debe en materia de calidad de la educación, parece que se gasta mal o de manera ineficiente.

Los programas con foco en economía y crecimiento representaron un 4,3% del total mencionado, a pesar del bajísimo crecimiento que tenemos, lo que muestra que, al parecer, volver a crecer sigue sin ser la prioridad; a pesar de que la evidencia empírica muestra que la manera más eficiente de aumentar la recaudación es logrando un mayor crecimiento económico.

Los programas en el ámbito de trabajo, ingresos y seguridad social representaron un 28% del total ejecutado de tipo de gasto. Pero, como decíamos, el gasto público debe ser focalizado y tener en cuenta la priorización. Un 15% del total de programas tuvo mala nota en materia de focalización y 18% de ellos no pasa la prueba priorización. La pregunta es, ¿porqué las mediciones de desempeño son tan dispares entre el sector privado y el público?

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